6 de agosto de 2014

HISTORIA DEL PUEBLO DE OBRAJILLO

HISTORIA DE OBRAJILLO

En el siglo XIV existieron culturas preincas en el margen izquierdo del río Canta (actualmente río Chillón), sus habitantes, agrupados en ayllus (pueblos viejos), se instalaron en las zonas más altas de los cerros. Algunos de estos ayllus fueron: Yacos, Racas, Causso y Carcas. Más tarde los habitantes de Carcas serían quienes conformarían el actual pueblo de Obrajillo.

En 1570, el Virrey Francisco de Toledo ordenó que todas las poblaciones de indígenas establecidas sobre los 3000 m.s.n.m. se trasladaran a zonas más bajas, con el fin de expandir su doctrina cristiana. Más tarde, Francisco de Toledo dictaría la “Ordenanza de Reducción” por la cual los indios que tuviesen sus comunidades bien organizadas, debían trasladarse a zonas aún más bajas en donde se asentarían definitivamente. Carcas fue una de aquellas comunidades. En un nuevo territorio, ubicado en la parte baja de la margen izquierda del río Chillón, se construyeron iglesias y casas con techos a dos aguas al estilo español y una serie de caminos de herradura y puentes. Fue el 24 de Junio de 1775, cuando los españoles fundaron en aquel lugar el pueblo de Obrajillo

El nombre Obrajillo es en realidad el diminutivo de “obraje”, una actividad muy común en la época, por la cual los indígenas se veían forzados a realizar trabajos y brindar servicios a los españoles. (Casquero, 2006: 17). 

HISTORIA DE CANTA

En la zona de Canta floreció la remota cultura de los Atavillos. Luego, a principios del siglo XVI, fue dominada por el Inca Pachacútec durante su marcha hacia el norte. Los conquistadores españoles hallaron en Canta una localidad próspera. Fue entregada como encomienda a don Nicolás de Ribera, el Mozo. Durante la campaña por la Independencia de la corona española sus habitantes prestaron un gran apoyo a la causa libertadora en la Batalla de Quiapata.

Este hecho sucedió el 2 de Mayo de 1821 en la Quebrada de Quiapata, cercana al pueblo de Obrajillo. Un aproximado de  doscientos montoneros, conocedores del  terreno y dominio de altura, cogieron a los realistas cuando atravesaban la estrecha quebrada, los atacaron desde lo alto con disparos de fusil y haciendo rodar enormes piedras que generaban avalanchas de tierra a su paso. Bajaron de las alturas luego para continuar con el ataque logrando reducir a los realistas y capturando a varios prisioneros. Los realistas perdieron en esta acción casi toda una compañía de infantería

La acción de los “Morochucos” fue tal que el Virrey La Serna tuvo que enviar una división al mando de Ramon Rodil para apoyar las fuerzas Ricafort y Valdez y llevarlos a Lima, siendo constantemente atacados por los montoneros a todo lo largo del camino y sufriendo grandes bajas, Ricafort entró a la capital  en una camilla generando un gran temor entre la población al ver por primera vez a un oficial realista de alta graduación tan gravemente herido y temiendo que los "Morochucos" pudieran apoderarse de la capital.
Existe un monumento que conmemora esta victoria. Por estas acciones en el año 1839  Canta fue declarada "heroica villa". (Debe decir la Villa de Obrajillo), pues dicho monumento se encuentra en el Pueblo de Obrajillo.

Otras de las acciones patrióticas del pueblo canteño fue el Combate de Sangrar, realizada en la hacienda de Sángrar durante la guerra del Pacífico, realizado 26 de junio de 1881

Canta cuenta con más atractivos, ya que tiene un pasado que se remonta a los años 500 d.c. prueba de ello es el impresionante conjunto de 450 figuras grabadas en piedra con motivos animales, vegetales, antropomorfos, abstractos y geométricos, estos son llamados los Petroglifos de Checta y se les puede ubicar a la altura del km 60 de la carretera a Canta.
Siguiendo por la carretera se encontrará con un pintoresco pueblo que atesora la ermita de piedra donde vivió Santa Rosa de Lima. También puede visitar el Complejo arqueológico de Cantamarca a sólo 10 km al noroeste de la ciudad de Canta.
Complejo arqueológico de Cantamarca: A 10 km al noroeste de la ciudad de Canta (1:40 horas a pie) La ciudadela preínca de piedra y barro, ubicada sobre la cresta escarpada de uno de los cerros tutelares de la ciudad a 3500 msnm, fue habitada por la etnia local de los Atavillos (1100 d.C.) hasta que fueron sometidos por los Incas (1450). Sus estructuras, habitaciones circulares, murallas y acueductos mantienen un buen estado de conservación

EL COMBATE DE SÁNGRAR

LOS PRELIMINARES

Producida la ocupación de Lima, luego de los desastres de San Juan y Miraflores, el Presidente de la República, don Nicolás de Piérola, se ve obligado a cambiar temporalmente la residencia de su gobierno y se dirige a la sierra, camino de Ayacucho.

Siguiendo la quebrada del río Chillón llegó a Trapiche y luego a la Villa de Obrajillo, donde dispuso la consigna de efectuar el reclutamiento de voluntarios para organizar la resistencia. En Canta esta misión fue encomendada al coronel don Manuel Encarnación Vento. En aquellos días (junio de 1881) operaba en el interior del país el comandante don Ambrosio Letelier al mando de las fuerzas expedicionarias chilenas. El comandante Letelier estando en Chilca, se enteró de las actividades peruanas; inmediatamente hizo conocer al coronel Lagos los preparativos de los "montoneros"; el documento cablegráfico decía textualmente; ... en Canta el montonero Vento tiene trescientos hombres bien armados, listos a unirse a las fuerzas de Paseo, sírvase comunicar por telégrafo sus órdenes". Como respuesta, el general en jefe don Patricio Lynch ordenó que la Divisi6n Letelier se trasladase a la Hacienda Conocancha y luego a la de Sangrar, de donde marcharían sobre Canta en su ruta de regreso a Lima

El Combate de Sángrar o Combate de Sangra fue una de las acciones armadas en la Campaña de la Breña o de la Sierra realizada en la hacienda de Sángrar en la provincia de Canta en la sierra de Lima durante la guerra del Pacífico que enfrentó a un destacamento del ejército chileno y un destacamento peruano.
Pese a que el nombre de la localidad es Sángrar, en Chile se le conoce como Combate de Sangra.

Expedición de Letelier

Entre otros de los deberes encomendados, Letelier debía imponer cupos de guerra a los pueblos a que llegara para contribuir al mantenimiento de la tropa. Este jefe, sin embargo, transgrediendo las órdenes que tenía, ordenó cupos indebidos y permitió que oficiales subalternos también lo hicieran. El cometido de la expedición fue empañado por los abusos de poder que tuvieron lugar en cada pueblo por donde pasaba la división realizando saqueos, incendios, violaciones y asesinatos. Cuando el Contraalmirante Patricio Lynch, ya nombrado General en Jefe, se enteró de esta situación, ordenó de inmediato el proceso de Letelier y dos jefes divisionarios y el retorno de la división a Lima.
La división de Letelier tuvo varios combates con fuerzas guerrilleras peruanas. Además de las fuerzas peruanas que se organizaban en Junín y hacia Canta, también el Prefecto de Lima, coronel José Agustín Bedoya, organizó algunas fuerzas para enfrentar a los chilenos.
El 21 de junio de 1881, se recibió en Canta una nota amenazante del Teniente Coronel Letelier desde Cerro de Pasco a las autoridades de la provincia de Canta, conminándolas a deponer las armas. Una junta de vecinos determinó efectuar acciones defensivas con el Batallón Canta N°1, que estaba al mando del coronel Manuel de la Encarnación Vento. Dos compañías del batallón habían sido enviadas a Laraos, provincia de Huarochirí, a someter a los guerrilleros que en ese lugar cometían algunos excesos permitidos por el comandante Aparicio.
Para proteger el repliegue de la división Letelier a Lima, el 20 de junio el comandante Méndez envió desde Casapalca, una compañía del Batallón Buin 1º de Línea para protegerla en su retirada, al mando del Capitán José Luis Araneda al poblado de Cuevas, a 3 leguas de distancia, en la provincia de Canta. Araneda fijó su campamento en la hacienda Sángrar, de propiedad de Norberto Vento, padre del coronel Vento, dejó 15 soldados al mando de un sargento en Cuevas, envió un grupo a buscar reses y se quedó con 52 soldados en Sángrar.

Fuerzas enfrentadas

Las fuerzas chilenas estaban conformadas por 78 hombres de tropa, 3 subtenientes y un corneta, todos al mando del Capitán Araneda, en total, 83 hombres.
Las fuerzas peruanas eran fuerzas del Batallón Canta N°1, incompleto, al mando del Coronel Vento, más una partida de voluntarios que se unieron en el camino como guerrilleros, al mando del subprefecto Emilio Fuentes, que sirvieron de auxiliares. En el parte oficial peruano se menciona que el Canta N°1 contaba con 100 hombres y los guerrilleros con 40 hombres, pero testimonios posteriores elevan la cifra del batallón completo de 150 hasta 240 hombres. Las tropas del batallón Canta N°1 habían luchado en la batalla de San Juan y Chorrillos.

El combate

El 26 de junio de 1881, cerca de la 1:00 pm, la avanzada peruana se encuentra con una columna chilena de 7 soldados al mando del sargento 2° Zacarías Bisivinger, la cual sorprenden con una desacarga de fusilería por cada flanco escondidos tras grandes piedras. Los peruanos eliminan estas fuerzas y toman como prisionero a un soldado herido, José Sepúlveda, quien murió después.
Este hecho alerta a los chilenos de la cercanía de las fuerzas peruanas. El Coronel Vento pensó en pasar la noche donde estaba y atacar de madrugada a los chilenos, pero se produjo el siguiente diálogo:
[Manuel Vento]: "Basta con lo hecho ya; pasemos aquí la noche y en la madrugada bajaremos". [Nazario Igreda]: "No señor, hay tiempo y ahora mismo nos vamos sobre ellos: sabemos que ahora son 100 y los tomaremos de sorpresa; quizá mañana sea mayor el número y entonces estaremos perdidos: Hoy o nunca" [Manuel Vento] "Hágase lo que se quiere"
Vento, quien conocía la hacienda de su padre, Norberto Vento, divide sus tropas en tres secciones: una al mando del Teniente Marcos Icochea, otra al mando del capitán Victoriano Calderón y otra la mando del propio Vento. El combate se inicia a las 4:30 pm de la tarde.
Araneda dividió sus fuerzas: él estaba en alrededor de las casas, y una fuerza al mando del subteniente Ismael Guzmán, estaba en unos corrales. Araneda envió 3 propios a avisar a las fuerzas chilenas en Cuevas para que los refuerce, pero los dos primeros murieron en el camino y sólo el tercero llegó a dar aviso, pero cuando el destacamento de Cuevas fue a reunírse con el grueso en Sángrar, fueron rechazados por los peruanos; sin posibilidad de mantener la defensa o de reunirse con Araneda, se retira a Casapalca, donde había una guarnición chilena.
Cerca de las 6 de la tarde Vento ordena avanzar y tomar las posiciones chilenas. El corneta de Bernardino Igreda anuncia el asalto a 300 metros acercándose los canteños a las defensas chilenas. En la capilla, Juan Solano repica la campana.
En Sángrar, la fuerza que le quedaba a Araneda resistía el ataque peruano pese a la inferioridad numérica debido a lo favorable de la posición defensiva y a la superior calidad y cantidad del armamento que portaban (debido a que se encontraban con el parque que se iba a entregar a la expedición que venia del interior) en relación a las fuerzas peruanas. Los heridos cargaban los fusiles para aumentar la cadencia de fuego.
Después de una hora de combate, Araneda se quedó con 12 hombres y sus oficiales, mientras Guzman con no más de 10 hombres estaba en la capilla, que tenía techo de zinc. Los peruanos le propusieron rendírse a Araneda, que contaba con 7 hombres y no podía reunírse con las fuerzas de Guzman, pero no lo hizo.
Llegada la medianoche, las fuerzas peruanas recuperaron los 800 carneros que antes habían tomado los chilenos y se retiraron con 2 prisioneros y 48 rifles Comblain de las fuerzas chilenas. Los chilenos al mando de Araneda, que estaban refugiados en una casa con techo de zinc, se mantuvieron en su posición hasta la llegada de los refuerzos desde Casapalca.
Las bajas chilenas fueron 24 muertos, 18 heridos y 2 prisioneros. Las bajas peruanas, según Araneda:
No puedo precisar a V.S. el número de bajas del enemigo, por haber llevado consigo éste durante la noche la mayor parte de sus heridos y muertos Las bajas peruanas son variables. Según el parte oficial de Emilio Fuentes, los muertos eran 4 entre ellos el alférez Falcón, quedando heridos 2 oficiales y 3 soldados. Según el testimonio del capitán del batallón Canta Luis G. Escudero, las bajas, entre muertos y heridos, eran 38 de la tropa y 3 de los voluntarios.

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